29 junio, 2008

LA ESTAMPA DE TERENCI

Autorretrato - Basquiat

(Terenci Poquet, torturado opositor ajudicatura, vive desde hace medio año en un ático de alquiler en Barcelona, adonde llegó con el solo objeto de acartujarse para estudiar. Su aislamiento es cada vez mayor y apenas sí sale, casi únicamente a proveerse de embutidos).

«A todo lo cual, por fuera, la estampa que lucía Terenci era la de un desenterrado recién salido de sus propias exequias. No se afeitaba por pura desidia, y el pelambre se le entreveraba grasiento asfaltándole el cráneo de lacias crenchas, toda vez que una sombra levemente azulada almohadillaba sus marcadas ojeras. En el itinerario usual de compras, bajo un soleado mediodía, de tal facies fruncida, cual era la suya, afilada, de malcomido, parecía colgar su escabullido tronco que, haciendo de percha, soportaba un tronado atuendo.
Claudio el charcutero, su proveedor por excelencia, advirtiendo la mala cara que gastaba, le preguntaría afablemente si había estado enfermo. Argumentó, para no pecar de ligereza, que hacía un tiempo que no le veía por la tienda.
—¿Yo? No, qué va —le había pillado fuera de juego, esperando la vez, y efloreció pigmentándose milagrosamente como un heliotropo—. Me encuentro... bien —atinó a decir—. Gracias.

—Pues me alegro —apuntó Claudio, él ya de por sí colorado, de rollizo, exhibiendo una comercial sonrisa—. La salud es lo primero, sí señor.»

 
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