09 mayo, 2010

EL ÚLTIMO BESO

El beso (detalle) - Klimt

Busco deliberadamente tus labios, para robar de ellos esa dulzura de amante complacida que me dispensa tu mirada. Entorno los ojos y te desdibujas en la bendita ceguedad de la cercanía. Quiero amarte, ceñirme a ti, y todo mi envite se condensa en el manso deseo de decomisar tus besos, de aspirar tu más breve suspiro, de beberlo y hacerlo enteramente mío, entregándome para sólo sentirte como ahora mismo te siento: de alma.
Y te tomo desde la oscuridad mantenida, con una leve presión en la nuca, mientras mis labios se demoran en la comisura de los tuyos, sisándote el aliento, besándote con besos menudos, ligeros como una cosquilla... Luego se tientan y forcejean, para después abandonarse, esos labios, labios grávidos como fruta en sazón, carne de cerezas maduras, tierna y húmeda huella del amatorio responso. Tus labios... Apenas mis dientes registran con un suave mordisco su lisura, mi lengua su rocío, dulce como la malvasía, y entonces me retiro y tomo aire... Reclino mi cara contra la tuya, resbalo a través de su cálido roce para emboscarme en tu pelo, en la firmeza soberana de tu cuello, rindiéndome en tu abrazo, pendiendo de él, como del tiempo...
Pero todavía amago y nuevamente me aparto. Por un instante me dejo acunar en el momento, mirando ese regalo que es tu sonrisa a ojos cerrados, y morosamente vuelvo a fundirme en tu boca. Busco tus labios, una vez más, para robarte el aliento, para hurtarte como un canalla un último, este beso, el último beso...
 
ir arriba