Ventanas de noche - Hooper
(Tras iniciar una pedestre investigación, para descubrir quién le escribe unas bellas y anónimas cartas de amor, el opositor Terenci Poquet cree haber dado con su enigmática remitente: una mujer de cuya sola visión se ha enamorado y a la que felizmente puede espiar, pues vive a no más de cien metros del ático de alquiler que él ocupa. Así, en ocasiones la observa en secreto; otras veces se exhibe en la terraza deliberadamente, para provocar su atención. Sea como sea...)
«En aquellas semanas, fueron casi treinta las veces que anotó haberla visto, asomándose a su ventanita con el geranio en el alféizar. Verificó que lo regaba, entrada la tarde, cada tres o cuatro días y que también, a ratos, se quedaba mirando la calle, mirando sin más, hasta que desaparecía tras las cortinillas. Y con la esperanza de que ella le ubicara en el centro de su amoroso universo, Terenci se dejaba ver en la terraza y le otorgaba azarosamente su presencia de infatigable oteador de horizontes, en las tardes soleadas de la primavera. Consagraba su alma, bajo el testimonio tácito del atardecer, hasta que el crepúsculo vertía su baño de cobre sobre los perfiles quebrados de la ciudad. Y cuando la noche arrastraba las horas hacia el precipicio del pasado, él se abría nictante, como un dondiego en flor, para ofrecer lo mejor de sí, y en un ritual de oración le renovaba sus votos de amor.»