23 abril, 2008

EN EL BALCÓN DE LULLY

El balcón - Manet

Como todo el mundo, tengo mis propias normas... y una de ellas, precisamente, es la de saltármelas de vez en cuando. Así es que, contra la costumbre de editar en domingo, lo hago hoy miércoles y San Jorge. La responsable, Lully Posada, periodista fundadora de la revista digital EquinoXio y editora de Al desnudo en mi balcón, sección en la que ha entrevistado a cuarenta personas de diferentes países que comparten el hecho de tener un blog personal. Lully contactó conmigo para saber si estaba dispuesto a ser uno más en su espacio y, desde entonces, hemos mantenido varios contactos (ella está en Medellín, yo en este rincón del norte del sur de Europa) gracias a la tecnología, que nos ha echado un cable para hacer viables nuestros encuentros virtuales.
Ayer me llamó para decirme: «Ya está». De modo que hoy os doy cuenta de su estupendo trabajo. Por su sección han pasado buenas amigas y amigos de estos vuelos internáuticos que realizamos a lomos de extraños códigos binarios. Gente estupenda como Carlos, Evan y Angélica, quienes, también en la página de Lully, aguardan vuestros comentarios.

P.S. Y, por Dios, que quede bien claro a quien lea la entrevista: ¡No uso peluquín: era sólo una broma!

20 abril, 2008

MANET

El bar del Folies-Bergères

Manet es para ver y para gozar. Hace un par de años hubo una temporal suya en El Prado: Merecía el viaje a Madrid, sólo por ver la exposición... Pero finalmente no encontré el momento adecuado y el tiempo se merendó mi afán. Fue una pena no haber llegado a ver El Pífano, Almuerzo campestre, El balcón... y otras de sus obras más representativas. Esta es una de las desventajas que tenemos quienes no estamos cerca de las grandes metrópolis, en donde la oferta es amplísima y la renovación cultural no se consiente una tregua. Pero no es cosa de quejarse: La vida en una ciudad mediana o en un pueblo también tiene algo grande y uno sospecha que la calidad de vida está más cerca de lo pequeño que de lo inconmensurable. En fin, sobre gustos... ¡hay tanto escrito!
Pero, volviendo a Manet, he querido poner el que es probablemente su cuadro más conocido: El bar del Folies-Bergères, que pintó un año antes de su muerte a finales de abril de 1883; es decir hace 125 años. A nada que os fijéis, os llamará la atención el ensimismamiento de la joven camarera, que contempla el barullo y la diversión como distante, con la vista cansada. Permanece aparentemente ida, y este aislamiento es lo que comentan los estudiosos del pintor que éste quiso mostrar. Ante la barra, a la derecha de la mujer, se encuentra un hombre con sombrero, a quien, gracias a un sutil ángulo de incidencia, sólo se ve en el espejo. Su imagen reflejada en el azogue bien podría ser la del espectador.

13 abril, 2008

TERENCI POQUET

Urbe - Basquiat

(Terenci Poquet es el torturado opositor a judicatura que protagoniza mi novela inédita El sabor de los días, de la que iré dejando algún que otro retazo, al azar, sin otro afán que sacarla del oscuro cajón en que mora y airearla un poco. Por eso no hay ni habrá trama que seguir. Este pasaje del Capítulo II transcurre cuando lleva ya medio año en un ático de alquiler de Barcelona, ciudad a la que llegó de un pequeño pueblo catalán, con el único objeto de aislarse para estudiar).

«Terenci se avituallaba una vez por semana. No era partidario de acumular alimentos en la nevera, ya que ocasionalmente se le pasaban los productos perecederos y enmohecían toda suerte de latas abiertas, regalando pestilencias que sus conservantes químicos no llegaban a neutralizar. Esto cuando no se le congelaban, lo más habitual. En todo caso, abrir aquel frigorífico, derrotado por el uso, le endosaba con frecuencia una ingrata sorpresa. Y naturalmente, de comprar fresco, salvo el pan, nada, que lo fresco se echaba enseguida a perder. De esta forma, la cocinilla había adquirido la categoría de objeto ornamental, máxime cuando, para una naturaleza frugal y ahorrativa como la suya, utilizarla acarreaba un innecesario gasto de energía y tiempo. Ni a propósito, pues, su dieta hubiera podido auspiciar fundadamente la aparición de un cuadro de escorbuto, en una latitud fuera de todo contexto endémico. El fuagrás lo devoraba, las conservas escabechadas también. Pero Terenci Poquet padecía una feroz y adictiva querencia por la longaniza, tan reina de su carpanta que reponía las piezas consumidas, antes de llegar a ventilarse la última. Lo normal es que de una alcayata colgasen varias barras y, considerando que caía una por día, en los seis meses que llevaba de opositor sus dientes habrían triturado cerca de setenta metros de embuchado, con un coste cercano a las ochenta mil rubias. Lo cual es que, tras el alquiler del ático, y superando al de tabaco, la longaniza se había instalado sin zozobra en el segundo lugar de su apartado de dispendios.»

06 abril, 2008

RUBAIYAT - Omar Kheyyam

Café árabe - Matisse

57

«Escucha lo que un día un ruiseñor me dijo:
“Bebe, bebe Kheyyam, porque la vida es corta
y tú no te pareces a la planta que crece
nuevamente después de haber sido cortada”.»


154

«Tuve grandes maestros. Llegué a estar orgulloso de mis progresos.
Cuando recuerdo que fui sabio, me comparo
a ese líquido que llena el vaso y toma su forma,
y a ese humo que el viento desvanece.»


169

«Ser o no ser. Supremo o inferior.
Lo sometí todo, todo a la regla de la lógica:
en vano traté de sondear el fondo de las cosas,
pues no encontré otro fondo que el de mi misma copa.»


OMAR IBN IBRAHIM AL-KHAYYAMI (1022-1123).
Poesta y astrónomo persa.

 
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