17 mayo, 2009

UN RICO Y SENCILLO POSTRE

Dr. Hermann Mayer - Dix

Ingredientes:

200 gr. de queso de untar (Philadelphia o similar)

150 ml. de nata líquida

1 sobre de gelatina de limón

mermelada de arándanos

1 bolsa de sobaos pasiegos

Preparación:

Poner al fuego un cazo con 250 cc. de agua y, según hierva, verter el sobre de gelatina. Disolverla bien y retirarla del fuego, para añadir otros 250 cc. de agua fría y remover de nuevo. Después, revolver en la gelatina el queso y la nata líquida, para terminar mezclando todo con la batidora.
Aparte, en un molde de tartas, cubrimos la base con un lecho de sobaos muy bien prensados. Volcamos en este recipiente el preparado anterior y dejamos que se enfríe, unas dos horas, en la nevera. Una vez cuajado, cubrimos la superficie con una fina capa de mermelada de arándanos... ¡Y a disfrutar!

Post Scriptum: Uno no calcula qué puede entender, quien vive al otro lado del charco, por sobao. El de por aquí es abizcochado, plano, rectangular y de textura similar a la de una magdalena (algo parecido a un
muffin o al cupcake americano), aunque mucho menos esponjoso, voraz e inclemente que ésta. A propósito, tengo un amigo que, por no terminar enojándose estúpidamente, pide dos cafés para desayunar: uno para él y otro para la insaciable magdalena de la que se acompaña, que nada más asomarse al bordillo de la taza se empapa henchida a reventar, sin previo aviso. Por eso yo advierto: la receta (en la querida América) ha de ser con sobaos, si existen, o algún bizcocho blando, dócil y maleable. La pérfida magdalena terminaría por devorarse la parte superior de la tarta, mientras estamos felizmente convencidos de que reposa en la paz de la nevera. Que no se diga que no avisé...
 
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