18 mayo, 2008

IDENTIDADES

1fk - Toffoletti

Me llama la atención constatar que, de algún modo, el camino hacia la identidad personal se plantee como una tensión permanente entre el deseo de libertad y la demanda de seguridad. Parece que ambas aspiraciones se invadan mutuamente, disputándose nuestra vida interior en una lucha sin cuartel. Y este es un asunto que me preocupa y al que vengo dando vueltas desde hace un par de siglos.
El psicólogo norteamericano de impronunciable apellido, Mihaly Csikszenmihaly
, relaciona la libertad con la diferenciación y la demanda de seguridad con la integración. Según él, una personalidad madura es el resultado de estos dos procesos psicológicos: La diferenciación implica un movimiento que se dirige hacia uno mismo, hacia la originalidad y, en este sentido, hacia la separación de los demás. La integración, por el contrario, es el movimiento opuesto: uno sale de su ser individual y, de un modo centrífugo, tiende hacia la unión con otras personas, con ideas y entidades que existen más allá de sí mismo. Según el autor de Flow, ambos movimientos son necesarios y deben guardar entre sí un equilibrio.
Intuyo, después de todo, que una personalidad rica y compleja es la que consigue combinar ambas tendencias sin desgarrarse; armonizarlas, por opuestas que entre sí sean... La identidad de uno depende en cierto modo de esta elasticidad y hace que que ese uno sea quien realmente es: un ser único e irrepetible.
 
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