03 julio, 2011

DIARIO ÍNTIMO - Kierkegaard

Fruehling - Vogeler

«Imaginemos a un pajarillo: por ejemplo, una golondrina enamorada de una jovencita. La golondrina podría conocer a la muchacha (por ser diferente a todas las demás), pero la joven no podría distinguir a la golondrina entre cien mil. Imaginad su tormento cuando al retornar en primavera ella dijera: «Hola, soy yo», y la joven le respondiera: «No puedo reconocerte...» En efecto, porque la golondrina carece de individualidad. De ahí se deduce que la individualidad es el presupuesto básico para amar, la diferencia de la distinción. De ahí se deduce también que la mayoría no puede amar de veras, porque la diferencia de sus propias individualidades es en realidad demasiado insignificante. Cuanto mayor es la diferencia, mayor es la individualidad, mayores son los caracteres distintivos y mayores los rasgos reconocibles. En este profundo sentido se comprende el significado del hebreo: conocer a su mujer, refiriéndose a la unión matrimonial; pero cobra un sentido más profundo en lo que se refiere al alma, al carácter distintivo de la individualidad.»
 
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