Me gusta la pintura, leo sobre pintura y, siempre que puedo, visito museos y exposiciones. Incluso he comprado algún óleo, de esos no prohibitivos que por suerte están a mi alcance. No soy un crítico y me guío básicamente por sensaciones. Los cuadros que me gustan son como esos amores a primera vista; los guardo en la retina, los memorizo con el sentimiento, absorbo de ellos cuanto puedo, los llevo conmigo… Algo así me pasa con determinados pintores: De Durero a Millet, de Monet a Klimt, Chagall, Kandinsky, Sorolla, Magritte, Hopper, Agustín Úbeda... o Paul Klee. Podría haber tomado cuatro notas en Internet, a propósito de este último, porque es uno de mis preferidos. Pero he optado por seleccionar algo de lo que hizo, pensando que dice más una mirada a uno de sus cuadros que cuanto yo intente copiar aquí.
Pirámides de Agua
Si recuerdo hoy a esta figura del arte abstracto que fue Klee y le acerco a mi página, de un modo especial, es porque murió en Locarno (Suiza), tal día como hoy: un 29 de junio de 1940.
Los Arcos del Puente